Juguetes de madera, un encanto a prueba del tiempo

Juguetes de madera, un encanto a prueba del tiempo

¿Alguna vez han sostenido un autito de plástico en una mano y en otra uno de madera? El primero seguramente es más liviano, inoloro, con pintura parecida a la de los autos de tamaño real. El otro es más pesado, lo que ayuda al agarre y a desarrollar la motricidad fina, tiene olor (¿o perfume?), distinta textura y seguro se compartirá con otras generaciones. Por esas diferencias, la madera se convirtió en el material por excelencia de los juguetes didácticos, que incentivan a los chicos a imaginar y a construir su propio futuro mientras juegan ¿Será por ello que nunca dejaron de existir en las ferias o en las góndolas de las jugueterías frente a tanto plástico?

Alberto Rodríguez no tiene la respuesta a esa perpetuidad. Sólo sabe que es un enamorado de la madera y eso lo ha llevado a crear todo tipo de juguetes y hasta instrumentos, ya que se recibió de luthier en la Facultad de Artes de la UNT. Entonces, no resulta raro ver a “Beto” sonreír mientras huele un pedazo de cedro a punto de ser pulido. Y el ambiente que lo rodea lo acompaña: hay silencio, quietud y el sol ya otoñal de la mañana se cuela por una ventana desvencijada y decorada con cactus, en el taller ubicado en su casa de Tafí Viejo.

En el patio de piso de tierra aparece Piruncho, un cachorro de pelaje negro azabache que salta encima de quien interrumpe la quietud cómplice entre él y el artesano. Muerde jugando y de repente desaparece en la huerta de zapallos y otras hierbas. Quizás inspiró a Beto para crear esos dos perritos de madera que están casi listos sobre la mesada. Después cuenta que fueron encargos, pero no para niños sino para adultos.

“Mirá -vuelve a sonreír-, si tirás del hilo los muñequitos mueven la cola y la mandíbula. Están hechos de nogal y de lapacho. Un amigo me pidió que recreara a su perro, que tiene las orejas bajadas; las hice de fieltro. El otro es un caschi”, detalla.

Para aprender

En este mundo hiperconectado, en donde todo está al alcance a través de un clic, las experiencias sensoriales son el tesoro más buscado por quienes reflexionan sobre la educación de sus hijos. Y es por ello que, durante el verano, el Ente Cultural organizó un taller de juguetes de madera dictado por el juguetero de Tafí Viejo. Y el martes inicia otro para adultos.

“Hay pocos juguetes de madera en relación a los de plástico, que cuestan una fortuna y duran poco. A los chicos yo les enseño a hacer desde autos y motos hasta animales. Primero tienen que dibujar qué figura quieren hacer. Después yo les traigo las piezas cortadas para que las armen y las pinten. Salen contentos porque hacen un juguete con sus propias manos. Es su creación”, cuenta. Un malabarista y los personajes de Dragon Ball Z son otras de la propuestas que Alberto les plantea a los chicos. Y confiesa que son los primeros juguetes que construyó en su vida.

Ser curioso es una de sus principales cualidades. Y eso lo ayudó a convertirse en juguetero. Es que relata que en sus inicios en esta profesión que no desaparece, un amigo le regaló una revista con diseños de muñecos y objetos en madera, pero todos tenían “alguna trampita” que los hacía casi imposibles de armar. Entonces, con la ayuda de esa curiosidad de la que hace alarde, Alberto logró completarlos y hacerlos sin fallas. La felicidad llega con esas pequeñas cosas, dice Beto. Y agrega que los problemas se olvidan viendo cómo un trozo de algarrobo se convierte en un muñeco que se mueve con el sólo hecho de tirar de un hilo de algodón.

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