Los economistas definen el semáforo de la Argentina

Los economistas definen el semáforo de la Argentina

Como un automovilista cauto, el gobierno de Mauricio Macri ha decidido conducir la economía a baja velocidad, echando mano al mentado «gradualismo»; pero, al igual que sucede con el hombre al volante, ese ritmo no lo exime de estar atento al semáforo, que en su caso ordena el «tránsito» de la macroeconomía. Allí, como sucede en los dispositivos ubicados en cada esquina, se encienden luces verdes, amarillas y rojas, donde se ubican, respectivamente, el crecimiento, la inflación y el déficit fiscal, entre otras variables.

Analistas consultados por LA NACION coinciden en que una gran luz verde es el rumbo político y económico tomado por la actual administración (lo que incluye reinserción en el mundo, apertura del mercado, reglas de juego claras), pero advierten sobre una enorme luz roja que es el déficit fiscal y aconsejan hacer los «deberes» en aquellas cuestiones que caen dentro del círculo amarillo, como la inflación, el endeudamiento (si se sobrepasa cierto nivel y se queda muy expuesto a un shock externo) y el comercio exterior.

Claro que son muchas más las variables aportadas por los economistas dentro de este semáforo imaginario y, obviamente, en muchos casos lo que es rojo para unos aparece como amarillo para otros. Algo de eso sucede, por ejemplo, con la inflación, definida por varios como el gran mal argentino y por otros como un índice que, si bien no baja lo deseado (hasta 15%, que es la meta oficial), ya ha iniciado un camino de descenso.

Martín Redrado, economista y expresidente del Banco Central (BCRA), prefiere empezar con los aciertos de la actual conducción y, por eso, coloca como «verde» el crecimiento (que estima estará en 3% este año) y la recuperación de un buen clima para los inversores. «En la vereda opuesta, pondría al déficit fiscal y al déficit externo, que son cuestiones que deberán corregirse rápidamente. Mientras que en el medio, destaco las negociaciones salariales, porque este año se van a usar para anclar la inflación y eso va a impactar en el consumo», comenta.

La cuestión de la inflación, precisamente, requiere especial atención. María Castiglioni Cotter, socia de C&T Asesores Económicos, la ubica en «rojo», porque está bastante más alta de lo que se querría a esta altura del partido. «La suba de tarifas, el salto del dólar y la confusión con el cambio de metas no ayudó, e hizo que las expectativas de inflación subieran. Creo que va a ir bajando los próximos meses, pero la meta del 15% será muy difícil de alcanzar», explica la economista, que coloca en «verde» al alza de la actividad económica, que arrancó mejor de lo previsto.

Con Castiglioni Cotter coincide Diego Giacomini, director de la consultora Economía & Regiones. «La inflación hace 14 meses que se viene acelerando, puntualmente en el primer bimestre del año (anualizada es 28%, mientras que la meta de inflación es 15%, lo que da un desvío de 13 puntos). Si a esto lo comparamos con el mismo período del año anterior, vemos que la anualizada era de 24% con una meta de 17%, o sea un desvío de 7 puntos. Y todo indica que la inflación va a ser muy parecida a la de 2017», analiza el economista.

Pero hay otros analistas consultados, que ubican a la suba generalizada de precios en «amarillo». Uno de ellos es Rodolfo Santángelo, presidente de la consultora MacroView, que opina que, si bien es cierto que no se alcanzará la meta fijada para este fin de año, está claro que se entró en un proceso desinflacionario.

También Daniel Artana, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), esgrime ese argumento. «Porque este año va a ser de 20%, 5 puntos menos que el año pasado, pero 5 puntos por encima de la meta del Gobierno», acota.

Otra gran luz roja es la presión tributaria, que pasó de 24,1% del PBI en 2003 a 31,6% en 2017, según datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) y ubica al país como uno de los que más ahoga a sus contribuyentes. «Yo pondría en la parte negativa al empecinamiento del Estado en tratar de cobrar impuestos impagables por parte de la gente», enfatiza el economista José Luis Espert.

Para Miguel Kiguel, exsubsecretario de Finanzas de la Nación y actual director de la consultora Econviews, no hay duda de que el gran rojo es el déficit de cuenta corriente, que hoy representa 5% del PBI. «Este es un número que cualquier agencia de rating va a ver con preocupación. Otro tanto diría del gran déficit fiscal, aunque acá hay signos de que se intenta reducirlo», indica.

Por su parte, el crecimiento es ubicado en el espacio de la luz verde por varios economistas. Espert, por caso, estima que este año la economía avanzará en torno al 3% y en 2019, 3,5%. Dante Sica, exsecretario de Industria de la Nación y director de la consultora Abeceb, también habla de crecimiento, pero prefiere distinguir por sectores. «Yo veo muy bien a sectores industriales traccionados por el agro y la construcción (vuela la venta de cemento y asfalto). Además, agregaría la pesca, que creció 20% en el año, pero que tiene poco impacto», comenta el director de Abeceb.

Otro punto que es encuadrado en la esfera verde es la baja del desempleo, que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), pasó de 7,6% en el último trimestre de 2016 a 7,2% en igual período de 2017. Unas 433.000 personas consiguieron trabajo en esos cuatro meses. «Es un dato que dio un poco mejor de lo que se esperaba. Es verdad que sigue la precariedad del mercado, pero es preferible empleo informal que desempleo», dice Artana. Y agrega: «Incluiría en verde a la inversión, que en el último trimestre de 2017 llegó a 22% del PBI».

El economista Luis Secco, exjefe de asesores del Banco Nación, destaca como algo muy positivo el hecho de que el Gobierno haya logrado con su programa económico asegurar la gobernabilidad. «Esa era la gran duda que había y la verdad que Macri lo está haciendo con una tranquilidad que no era la esperada, más allá de que hay tensiones y conflictos latentes. Esto es clave para el inversor, que tenía una gran incógnita sobre este tema», afirma.

Para Ariel Coremberg, director del Centro Estudios de la Productividad y coordinador de Arklems+Land, algo que sin duda se debe incluir como luz verde son las recientes cifras récord de producción de cemento y la importante reactivación de la industria automotriz. «Eso permite vislumbrar que 2018 terminará con un importante crecimiento, similar al año anterior», agrega el economista, que se suma a los que ponen en la lista de luces a amarillas a la inflación.

La mejora del nivel de actividad, el aumento del empleo y el descenso de la pobreza (pasó de 32% en 2015 a 25,7% en marzo de 2018, según el último dato del Indec) son las variables que elige Giacomini para posicionar en «verde». Pero aclara: «La duda surge sobre la sostenibilidad del descenso de la pobreza y de la creación de empleo en el mediano y largo plazo, sobre todo porque el empleo creado es fundamentalmente de monotributistas y empleados en negro».

La mejora en el clima de inversión es, para Kiguel, otra luz verde. «Es muy positivo todo lo que tiene que ver con el financiamiento para el consumo y empresas, el acceso al mercado cambiario, todo lo que se simplificó la operación con el mercado externo y el clima de negocios», enfatiza el economista.

En el limbo del amarillo, en tanto, se destacan el comercio exterior, que, según Castiglioni Cotter, no llega a rojo porque el año recién empieza. En 2017 no ayudó ni Brasil ni los precios; pero este año hay rubros de la exportación que están mejor. «Ahí va a seguir habiendo déficit comercial, pero somos más optimistas, sobre todo en las exportaciones industriales», dice la especialista.

Santángelo agrega a la parte media del semáforo el endeudamiento (el país tiene una relación deuda/PBI de 30%, similar a la del cuarto trimestre de 2001) y la situación fiscal (el déficit fiscal primario, sin intereses de la deuda, es de 3,9% del PBI, mientras que con intereses trepa a 6,2% del PBI, según datos del Ministerio de Hacienda para 2017). En la primera cuestión, lo que hay que ver es el aumento del costo financiero para la Argentina, que es mayor que para el resto de la región (porque tiene mayor riesgo país, que pasó de 360 a 420 puntos básicos). Por lo tanto, un aumento del costo del financiamiento y una menor liquidez pueden encender la luz amarilla.

El contexto internacional, que durante mucho tiempo tuvo viento de cola para la Argentina, ahora genera dudas y, por eso, se coloca en amarillo. Secco enumera como grandes interrogantes la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la guerra impositiva que puede bajar los impuestos de la administración de Donald Trump, y el futuro del dólar y la tasa de interés. «Son muchos eventos que generan incertidumbre. Hoy hay un signo de pregunta sobre cómo sigue el mundo y si vamos a tener facilidad para seguir accediendo al financiamiento externo a tasas razonables», concluye el economista.

Sica, por su parte, coloca en amarillo al proceso de reformas estructurales que encara el Gobierno. «Lo pongo en un punto medio porque, si bien la actual administración ya empezó con esa tarea, todavía le falta un mayor impulso», explica el experto.

Como técnicos eficientes del ordenamiento vial, los nueve economistas consultados calibraron el semáforo actual de la economía argentina, con la advertencia de que se trata de una foto del momento y de que se deberá estar atento a cómo evoluciona la película. Con esa imagen a la vista y el «volante» bajo su mando, será el Gobierno el que tenga la última palabra a la hora de frenar o acelerar un «auto» que, gradualmente, empieza a avanzar.

Fuente: La Nación

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